viernes, 4 de mayo de 2012

Entre el pecado y mi naturaleza

¿Cómo crecer entre tanto ahogo?, respirar es sólo una opción. Quisiera decirte que con sólo intentar se puede alcanzar, pero la verdad es que mis acciones exceden a mi voluntad. Te creí y me creí, prometimos a la vez, juramos entre los dos. No existe pecado, pues no hay un dios; sin embargo, la culpa me desesperó. No me creo, ni te creo. Soy humana, tal como vos. Y no deseo ocultar mis defectos, negarlos sería aun peor. Soy humana, con lo bueno y con lo malo, preocupándome por vos, pero a la vez ingnorándote. No encuentro satisfacción. ¿Quién decide qué es lo correcto? Esta humanidad no puede juzgar con todas las atrocidades que cometió. No soy perfecta ni mucho menos, te lo advertí. Pero tampoco vos lo sos. No vale la pena engañarme con encontrar algo mejor, de lo que están hechos los demás yo también lo estoy. Aun así necesito llenar mi alma, aunque mi sustento lo encuentre en varias fuentes a la vez. Tal vez así es mi naturaleza, tal vez no me deba comprometer, tal vez sea como un animal salvaje, tal vez sólo le deba lealtad a la tierra que me parió. Sólo me comprometo a despertar mi intuición.

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